domingo, 25 de junio de 2023

Madrid - 37 años del accidente más misterioso de nuestro país.

El niño de Somosierra, 37 años de la desaparición de Juan Pedro.

En la foto, tomada el 25/6/1986, bomberos con mascarillas en el lugar del accidente en el puerto de Somosierra. (EFE / Angel Millan).
En la foto, tomada el 25-6-1986, bomberos con mascarillas en el lugar del accidente en el puerto de Somosierra. (EFE / Angel Millan).

Su tío Juan, aún lo sigue buscando, "recuerdo todo como si fuera ayer".

Juan, su tío, no ha dejado de pensar en Juan Pedro, hoy se cumplen 37 años del accidente y lo recordamos con él.  

25 de junio de 1986. Primera hora de la mañana. En el bar del pueblo, Los Cánovas, una pedanía de la localidad murciana de Fuente Álamo, varios vecinos toman tranquilamente sus cafés.

Una llamada irrumpe la calma. No hay otro teléfono en el pueblo. Es la Guardia Civil.

La noticia impacta a todos, Andrés y Carmen un querido y conocido matrimonio del pueblo, ha tenido un accidente en el Puerto de Somosierra, Madrid, sus cuerpos yacen sin vida junto a su camión.

Desde el bar avisan a María Legaz, madre de ella, suegra de él, esta hace una pregunta que 37 años después aún nadie sabe responder.

Hasta que la Guardia Civil no informó a María del accidente, no se buscó al niño.

Hasta el lugar llegaron los servicios de emergencia y encontraron los cadáveres de Andrés y de Carmen, según el Atestado, Andrés se encontró en posición decúbito prono, semienterrado y afectado por la carga de ácido. A Carmen, se la encontró en posición de sentada, atrapada en la cabina y aplastada.

Se avisó al entonces Juez de Paz de Somosierra, Don Juan García Torres, este se personó rápidamente en el lugar.

"Esto era un caos terrible…, aquí nadie sabía lo que pasaba, los Bomberos dudaban, la Guardia Civil dudaba…Todo el mundo dudaba".

"Los bomberos repartieron mascarillas, decían que los gases eran nocivos", decía el Exjuez.

Agentes de la Guardia Civil tras las correspondientes averiguaciones llaman al Bar de Los Cánovas, una pedanía de la localidad murciana de Fuente Álamo, en aquella época solo las familias pudientes podían permitirse un teléfono en casa.

Desde el bar avisan a María Legaz, madre de ella, suegra de él. María tras asumir la perdida de su hija y su yerno, solo sabe responder una pregunta,

"El zagal, mi nieto, Juan Pedro, ¿cómo está?, ¿dónde está?".      

Un bombero, con mascarilla, examinando el vehículo (EFE).
Un bombero, con mascarilla, examinando el vehículo (EFE).

Los servicios de urgencias y Guardia Civil desconocían que en el camión viajaba un niño. 

Los cuerpos de sus padres estaban perfectamente reconocibles, aunque levemente afectados por el ácido, lo que hacía pensar que la carga que transportaba el camionero murciano no tenía el poder, como le atribuían algunos, de desintegrar un cuerpo. Dice el atestado:  "…siendo negativos los intentos de hallar algún vestigio del niño, al que se buscó por la zona sin resultados".

No había rastro del niño que tenía 9 años y estaba a punto de cumplir los 10. No está, se buscó por las inmediaciones del accidente, nadie lo ve. Se imprimieron carteles de búsqueda con una foto de Juan Pedro vestido de marinero, era la foto de mejor calidad tenía la humilde familia del niño, era la foto de su comunión.

"Teníamos otra más reciente, pero era más pequeña, no tenía calidad", recuerda su tío Juan.

"Necesitábamos que fuera grande, así que pensamos que esa, de un año antes, era la mejor".

El portavoz de una familia que no ha dejado de investigar. 

Juan ha sido el portavoz de la familia durante décadas: "el niño no iba en el camión".

"Todo ocurre en 22 segundos. Aunque han pasado 37 años, recuerdo todo como si fuera ayer".

Un viaje que inicia toda la familia el 24 de junio de 1986.

Juan Pedro, junto a sus padres, Carmen y Andrés, inician el viaje en el camión. El 24 de junio salen de Cartagena, tienen que entregar un depósito de 23.000 kilos de ácido fumante en Bilbao.

Cuenta Juan que el niño normalmente no viajaba con su padre, pero era final de curso y Juan Pedro había sacado buenas notas, sus padres querían que el niño viera el norte como premio por ser buen estudiante.

El pequeño Juan Pedro estaba feliz y sus padres también por hacer un viaje en familia.  El camino transcurre con normalidad.

En el área de servicio de "la venta del olivo" coinciden con Cristóbal Paredes, un camionero que trabaja para la misma empresa que Andrés, Juntos entran al bar, ellos se toman un café, en pequeño Juan Pedro, una Fanta, Carmen no se baja del Camión.

"Hablé con él y con el crío. Estaban los tres, tenían una actitud normal", recuerda.

Área de Servicio de Venta del Olivo, en la antigua N-301, año 2016 (La Verdad).
Área de Servicio de Venta del Olivo, en la antigua N-301, año 2016 (La Verdad).

Andrés hace las paradas habituales. Comparado con otro viaje anterior, era prácticamente idéntico, todo normal. La última parada que realizan, pasadas las cinco de la mañana, es en el Mesón Aragón, también conocido como restaurante El Maño, en Cabanillas de la Sierra (Madrid).       

Este local era muy frecuentado en las décadas 70s, 80s y 90s pero con la apertura de la Autovía del norte A1 descendió notablemente el tráfico por la zona y se vieron obligados a cerrar. 

Allí se bajan los tres, el camarero Felipe Alambra, los atiende, este es capaz de recordar verlos a los tres, que desayunan y se van. Están a unos 40 kilómetros del Puerto de Somosierra.   

A las 6:30 horas lo coronan del  En la bajada, a las puertas del mismo pueblo de Somosierra (KM 95, N-I), el camión sufre un raro accidente y se estrella. Los cuerpos de la familia, yacen en el asfalto.

Mesón Aragón, en ese entonces "El Maño", década de los 70 (ZA).
Mesón Aragón, en ese entonces "El Maño", década de los 70 (ZA).

Juan retiene en su memoria cada minuto de aquel 25 de junio de 1986.

"La Guardia Civil llama al bar del pueblo. Cuando hablan con la abuela, lo primero que hace es preguntar por su nieto. Los agentes dicen que desconocen la existencia de un niño. A raíz de ahí es cuando se empezó a buscar".

"Estábamos en Murcia y nos fuimos para allá, cuando llegamos al lugar del accidente, a primera hora de la tarde, ya habían levantado los cuerpos de Andrés y Carmen, que salieron despedidos del camión".

¿Y el niño?.

"Partimos de la premisa equivocada. Presuponíamos que estaba dentro de la cabina, que estaba aplastada. Se veía algo dentro, como un abultamiento. Al día siguiente, cuando se abrió, vieron que era un bulto de ropa, no era él".

Buscaron a Juan Pedro en la Zona durante semanas.

Agentes de la Guardia Civil, voluntarios y  familiares, buscaron al niño durante semanas, incluso removieron la tierra con excavadoras por si había quedado oculto con el surco dejado por el camión en el accidente.

"Peinamos los alrededores por si había salido despedido. Bueno, bastante más, yo anduve hasta Pinilla, a 12 kilómetros de allí. Incluso fuimos con una retroexcavadora. Excavamos una profundidad de 50 centímetros en toda la zona del accidente por si el cuerpo hubiera sido enterrado por los arrastres del vehículo… y no había nada".

La primera hipótesis: el ácido ha disuelto el cuero de Juan Pedro.

Los allí presentes ya llevaban varias horas en el lugar del accidente, agotados tras buscar a Juan Pedro incluso bajo tierra, alguien promulgó una primera hipótesis.

Esta teoría se valía de la peligrosa y corrosiva carga que transportaba el camión, el ácido ha disuelto el cuerpo del pequeño.

"Es falso y, además, imposible", "el ácido cayó sobre el cuerpo de su padre, y no desapareció, estaba allí".

Al parecer el Volvo F-12 que conducía Andrés, llevaba una cisterna dividida internamente en tres compartimentos, solo se rompe uno de ellos, el trasero.

Los cuerpos de Andrés y Carmen, aún estaban allí tras el accidente, al cuerpo de Andrés sale despedido de la cabina y le pasa por encima todo el ácido de aquel tanque y aunque presenta deterioro, su cuerpo estaba allí, el cuerpo de Juan Pedro no aparece por ninguna parte.

"La cuba del camión va divida en tres tanques. La boca de la cisterna que se rompe es la última, la tercera, la de atrás".

"El cuerpo de Andrés fue despedido justamente debajo de la cuba, la que se rompió. Todo el ácido de aquel tanque le cayó encima. A él no le faltaba ni un trocito de carne".

"Lo vi con mis propios ojos. Le miré detenidamente. Andrés estaba negro de cintura para arriba porque le cayó todo el ácido, pero estaba ahí".

La explicación del accidente también tiene sus lagunas.                

La teoría de explicación del accidente, también presenta incoherencias, el Volvo F-12 que conducía habitualmente Andrés, se había quedado sin fresnos. Sin embargo queda constancia de la numerosas marcas de frenado que había en el carril de circulación.

El camión cisterna Volvo F-12, con matrícula M-5383-CY y su remolque con matrícula MU-1587-R, enfiló la subida del puerto de Somosierra por la N-I, entonces una carretera convencional de un carril por sentido.

Y lo hacía lentamente, como no podía ser de otra manera, casi parado en algún tramo. Así lo atestiguó después el tacógrafo, que había dejado registradas paradas de dos o tres segundos, pero también una un poco más sospechosa por su duración, 20 segundos.

Como dejó descrito el Atestado de la Guardia Civil, las circunstancias de la vía y climatológicas eran idóneas.

Vía en buen estado, pavimento seco y limpio, tiempo seco y soleado, refería el atestado. Eran las 6:40 horas cuando el Volvo F-12 bajaba el puerto en sentido Irún por la vertiente segoviana de Somosierra. Lo hacía a una velocidad de entre 15 y 20 km/h. "De forma imprevista perdió la eficacia de su sistema de frenado, comenzando a ganar velocidad paulatinamente, llegando a alcanzar los 110 kilómetros a la hora km/h".

Pero cuando el conductor ya había conseguido controlar el camión en la zona de curvas y logró llegar a una recta, se encontró con otros tres camiones que circulaban en el mismo sentido. 

Intentó rebasarlos por la izquierda e incluso llegó a rozar a alguno, pero de frente se encontró con un cuarto camión que circulaba en sentido Madrid y se produjo una colisión que alcanzó a los otros camiones. Sucedió en el km. 94,950 de la N-I.

El informe telegráfico de la Guardia Civil del balance del accidente reflejaba que el conductor del Volvo, Andrés Martínez Navarro, de 36 años, había fallecido, al igual que su mujer, Carmen Gómez Legaz, de 34. Y mencionaba a un tercer ocupante; J. Pedro Martínez Gómez, "9 años, desaparecido".

De los otros cuatro camiones afectados, tres de sus conductores salieron ilesos y uno resultó grave. Era de día, amaneciendo, laborable (miércoles), la circulación era normal, con alguna mayor presencia de camiones.

Y no hubo testigos más allá de los afectados. Un accidente que obligó a cortar la N-I al tráfico en esa zona desde las 7 de la mañana hasta las 00:50 horas del día siguiente.

Si el sistema de frenado sufrió una avería, porque había huellas de frenado.

Dicha circunstancia hace que el juzgado que lleva el caso solicite una petición judicial a Alemania para realizar un análisis del tacógrafo del camión. Dicho informe se recibe al mes siguiente con el desglose de distancia, velocidad y tipo de circulación de los últimos kilómetros hasta que se estrella el camión.

Al parecer en dicho informe se refleja que en 18 kilómetros, los últimos, Andrés hace 12 paradas. Empiezan pasado lo que era Buitrago de Lozoya (Madrid), en el primer repecho, el camión se queda parado un segundo. Las diez siguientes serán similares, de un segundo, cero, dos.

¿Porqué paraba un segundo?.

La hipótesis de esas microparadas es que algo o alguien iba obstaculizando el camión. Nadie para sin motivo un camión, con esa carga, en una subida como la del puerto. Se queda sin fuerza para continuar.

La última parada, quizá clave, fue entrando en Somosierra, al pueblo. El camión estuvo parado 22 segundos. En esta parada es donde piensa la familia que les quitaron el niño a cambio de algo.

Es falso, porque había marcas de frenado en la carretera", describe Juan. Su duda, su lucha, su insistencia, favoreció la petición judicial a Alemania para analizar el tacógrafo del camión. Lo recibieron al mes con el desglose de distancia, velocidad y tipo de circulación de los últimos kilómetros hasta que se estrella el camión.

"Creemos que le iban obstaculizando. Nadie para sin motivo un camión, con esa carga, en una subida como la del puerto. Se queda sin fuerza para continuar". 

"Fue entrando en Somosierra, al pueblo. Que el camión estuvo parado 22 segundos. Es donde suponemos que le quitaron el niño a cambio de algo".

La famosa Nissan Vannete, ¿cogieron algo del camión?.

Juan y su familia insistió en que realizara un segundo Atestado, donde se tomaran nuevas declaraciones y se buscara a testigos de los hechos, las autoridades afirmaron que lo harían pero la familia defiende que no se hicieron más averiguaciones.

"Dijeron que lo harían, pero no lo hicieron. Localicé yo mismo a todos los camioneros que vinieron de frente a ellos en ese tramo aquel día. Estuve hablando con ellos. Nadie los llamó, nadie les preguntó nada".

Fruto de esas conversaciones apareció un dato inquietante. Segundos después del accidente aseguran, se paró allí una furgoneta Nissan Vanette.

"Era blanca, conducida de una manera alocada. Me dicen que se bajan dos personas, un hombre y una mujer. Ella dice que es enfermera, que la dejen pasar. Un hombre se fue derecho al camión. Aseguran que lo registra, llama a la mujer, y se van. No vieron lo que llevaba en la mano, pero salieron corriendo. Tan rápido, que casi atropellan a un herido del camión con el que Andrés impacta, que estaba en el asfalto. Se dieron a la fuga en dirección norte. Sin más explicación".

Juan trasladó este dato a la Guardia Civil, pero no hubo respuesta alguna de los agentes.

Esa furgoneta llevaba escasos meses comercializándose en España, la familia se puso en contacto con Motor Ibérica y tras explicar quién eran y que necesitaba localizar a los conductores de esa Vanette, les facilitaron un listado completo haciendo constar todas las matrículas y los DNI de todas las que había en el país. Los testigos dijeron que si veían sus caras, los reconocerían.

"Le entregue el listado a los agentes, ordenados por edad, por nacionalidad, se lo entregue a la Guardia Civil para que sacara las fotos, las caras. Nadie comprobó ninguna documentación".

Una segunda hipótesis muy tétrica.

La segunda hipótesis hacía valer un desafortunado caso de narcotráfico, por aquellos años las mafias de la droga funcionaban así, muchos fueron los transportistas que denunciaron que en áreas de descanso les habían metido droga. Era una vía rápida para llevar heroína a Bilbao.

En el informe del tacógrafo se hace constar que tras la parada de 22 segundos, el camión circula a más de 110 kilómetros por hora, una auténtica temeridad teniendo en cuenta el tipo de vehículo y carga que transportaba, además hay constancia de unas huellas de un posible adelantamiento en una curva.

La familia piensa que quizás les habían arrebatado el niño y Andrés circulaba tras sus captores.

"Quizás el niño iba delante, cogido como rehén y quería alcanzarlo a él". 

Juan García Legaz con la foto de su sobrino (El Español).
Juan García Legaz con la foto de su sobrino (El Español).

Juan salió ante los medios de prensa afirmando que la familia creían que Juan Pedro no iba junto a sus padres, tras esta manifestación, Juan recibe una extraña llamada.

"Recibí una llamada, que es lo que nos hace pensar que estamos en lo cierto, diciendo que era la esposa de un camionero, que un momento antes de estrellarse, vio al niño en el camión".

"Grabé la conversación y la voz que me había llamado no se parecía en nada a la mujeres reales de los camioneros que se cruzaron con él".

"Yo contacto con los camioneros que pudieron venir de frente, hablo con ellos. Hablo con sus esposas. Grabo la conversación y resulta que la voz que me había llamado no se parece en nada a la mujeres reales de los camiones que se cruzaron con él".

Si son cierto los hechos, como alguien puede ver a un niño en una enorme cabina viniendo de frente, como lo pudieron divisar teniendo en cuenta que era de madrugada y aún no había amanecido.

La familia comenzó a recibir amenazas telefónicas por parte de una red delictiva "muy importante".

La familia auspiciados por Juan, crea carteles con la foto de comunión del pequeño Juan Pedro, los hechos que sucedieron después hacen pensar que algo raro había tras este famoso accidente.

"En los carteles pusimos un número para que nos contactaran si tenían alguna información. De repente, llamaban 24 horas al día, durante mucho tiempo. Contestabas, no decían nada, una y otra vez. El objetivo era que tuviéramos el teléfono ocupado y no entraran llamadas de verdad".

"Sabían que mientras no soltaran a su presa no había testigo alguno que pudiera denunciarles. Solicitamos la intervención de nuestros teléfonos, que se localizara a los titulares de furgonetas similares a la que se detuvo junto al camión y un montón de pesquisas más… Ni resultado ni ayuda alguna", comenta Juan.

¿Droga en el camión?.

La investigación se enquistó. "La desaparición más extraña de Europa", dictó Interpol. Un año después, los medios de comunicación de la época publicaron que, en la cuba del camión habían hallado restos de heroína en una manta que iba en el habitáculo del camión.

"Imposible. Si hay ácido no hay manta, si hay manta no puede haber ácido. No puede mantenerse una manta ahí, se desharía. Obviaron la parte importantísima de que era una manta de un camionero que puso la Guardia Civil cuando se volcó la cuba, en forma de tope, para que no se derramara más ácido. Al darle la vuelta a la cuba, cuando se retiró el camión, esa manta cayó dentro".

"Iba envuelta en un plástico, decían  pero era una chaqueta amarilla de bombero, que se utilizó también".

Primero se analizaron, como quería la familia, estos trapos encontrados en el interior de la cisterna, porque estaban embebidos de una sustancia que en los laboratorios de Murcia dio positivo a la heroína. Sin embargo, en un estudio más completo en el Instituto Nacional de Toxicología el resultado fue NEGATIVO.

La misteriosa anciana iraní.

Durante años se recibieron centenares de llamadas que aseguraban haber visto al niño, al pequeño Juan Pedro. Entre todas destaca la de un profesor de autoescuela que aseguró ver a una anciana ciega iraní con un lazarillo, un niño, con un claro acento del sur. El profesor le preguntó por qué el niño hablaba tan bien castellano. Dice que se puso nerviosa y se fue. Más tarde, vio la foto de Juan Pedro, aseguró que el niño era él.

Este testigo, profesor de una autoescuela afirmó que había visto a Juan Pedro cerca de la Embajada de Estados Unidos

Nada más se supo de Juan Pedro. Hasta que en 1987, el dueño de una autoescuela de Madrid, contó a los guardias que una anciana ciega y de origen iraní entró en su negocio preguntando por la Embajada de Estados Unidos.

La acompañaba, a modo de lazarillo, un niño de unos 10 u 11 años, que tenía un acento parecido al andaluz y que se encontraba un poco desorientado. El dueño estaba convencido que el niño era Juan Pedro, lo juró y lo perjuró. Además, insistía que la señora mayor era la que apuntaban algunos de los testigos del accidente. Nada se supo de esta pista, ni de ninguna otra.

"Nunca nos llegó ese dato", afirma Juan.

Han pasado 37 años.

En casa de Juan, el tiempo nada lo cura.

"Solo nos quedan dos caminos: que uno de los que formara parte, que estuviera implicado, quiera contar lo que pasó, por lo que sea, porque esté arrepentido, se vaya a morir… o que el propio Juan Pedro, mediante prueba de ADN, descubra quién es".

Juan Pedro, el niño de Somosierra, era un niño feliz. Sacaba buenas notas, disfrutaba de su familia, adoraba a su abuela y no tenía claro aún que quería ser de mayor, "al menos no nos lo contó", sonríe Juan.

"Ya no buscamos a un niño. Es una persona adulta que tiene su propia vida… pero necesitamos aclarar que ocurrió".

Fuente: Expedien"T" Secreto, Prensa Ibérica, El periódico Mediterráneo, La Sexta.

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